Carta a una mujer en guerra,
Siento vergüenza infinita de buscar consuelo en mares de tinta negra cuando atraviesa tu mirada todo lo que me han hecho creer.
Estoy buscando palabras para explicarte por qué no se para el mundo, por qué no se vuelven hacia ti los rostros silenciosos y cobardes que, oyen tu lucha y conocen tu dolor.
Escucho el grito infinito del mundo aprehendido, y encuentro el abrazo que me devuelve la duda. Escucho nanas de quienes ya no son niños; como cimas eternas, guardas miradas que ya no se ven.
Cuando los mares rebeldes arrojen espuma, perpetúas rocas de alga y muerte dibujarán la ola que mece mi llanto. Caerán sobre mí lunas blancas y, tu dolor, será también mi dolor.
Ahora no me dejan verte, no me dejan sentirte. Pretenden olvidar que tu guerra es mi guerra y que tus hijos son los míos. Te encuentro en tantas tierras que llora mi alma al ver las tuyas vagar.
Verte y no sentirte, compañera mía. Verte y olvidarte, compañera.
Poderosos huracanes recorren mi mundo, es el murmullo de los pueblos dormidos, es el susurro de quien vuela bajito y se pierde la vida, es el lamento del despertar.
No me resigno mujer, no olvido tu horror ni el de los tuyos, no descanso hasta despertar a los míos. De alguna manera, morimos todos contigo.
Tu drama es el drama de todos los pueblos.
A veces, como sucede ahora, una nace compañera. De repente, aparece la nausea de sentirse engañada, la rabia de haber bajado la guardia.
¿Qué pasó en el camino?
¿Se llevó el huracán la dignidad de los pueblos?
¿En que vacío momento mi corazón asumió semejante derrota?
Mujeres sin rostro que ocultan su alma, mujeres con rostro a quienes roban el alma.
Llevas sobre tus hombros un golpe mortal. Nada de lo que está en mi mano mitigará tu dolor pero, déjame decirte, que a mi pueblo lo mató hace tiempo la vergüenza de creerse lejos de ti….
Mujer en guerra, te envío miles de lunas blancas, seas del bando que seas.
Serena Ávila
;)
AMALTEA